ES | EN



NOVEDADES

pareja-lesbianas-embarazadas-sentada-sofa-par-zapatos-bebe-rosa_107420-13364-1200x800.jpg

En los últimos 20 años, no solo se incrementó el acceso a que más personas accedan a tratamientos de fertilidad para tener un bebé (un gran cambio que fue impulsado por la enorme fuerza del colectivo LGTBQ+) sino que además cada vez más mujeres planifican su fertilidad futura congelando óvulos. Hoy en día, mucha más gente ve oportunidades en los tratamientos de medicina reproductiva y, para mí, es un placer ser parte de eso. Mi nombre es Demián Glujovsky, soy especialista en fertilidad y llevo casi dos décadas trabajando en Buenos Aires en este área. Me entusiasma ver todos estos cambios en mi profesión, en tan poco tiempo.

Al principio, sólo las parejas heterosexuales

En 2003 terminé mi residencia en Obstetricia y Ginecología en Buenos Aires, Argentina. En aquel momento, casi todas mis pacientes eran mujeres que venían con una pareja masculina a tener un bebé. También llegaban a mi consultorio algunos casos de mujeres embarazadas, sin pareja, aunque no era tan habitual. Por esos años, ver otro tipo de pacientes en mi consultorio obstétrico no era nada común.

En 2005, cuando terminé mi fellowship en Medicina Reproductiva, comencé a trabajar como “especialista en infertilidad” en nuestra clínica (utilizo este término en lugar de “especialista en fertilidad”, que es lo que hago ahora). Solíamos ayudar a las personas que tenían infertilidad, que se definió como la búsqueda de un embarazo por 12 meses, con relaciones sexuales regulares, pero sin éxito. En ese momento, cada vez que realizábamos una transferencia embrionaria, rotulábamos todo nuestro material con el nombre de la mujer (la paciente) y el nombre de la pareja masculina que venía con ella (decíamos “el matrimonio María P. / John S. va a realizar una transferencia de embriones”). Atender una pareja heterosexual (generalmente casada) era la situación más común. En los siguientes años, muchos cambios iban a ocurrir…

Es asombroso lo rápido que ocurrieron los cambios en nuestro país (y en todo el mundo) en la década siguiente. En esos 10 años, la combinación mujer-hombre tratando de concebir iba a ser solo uno de los escenarios posibles. Al principio, la atención de mujeres sin pareja que buscaban un embarazo comenzaba a ser más común. Y luego, comenzaron a verse más frecuentemente parejas de lesbianas que buscaban realizar un tratamiento. Quiero hacer notar al lector que todas estas opciones también existían en el pasado, pero la frecuencia era mucho más baja.

tratamiento de fertilidad en pareja de mujer y hombre

Algunos años después, las mujeres sin pareja tienen más opciones

En la segunda década de este siglo, las mujeres solteras pudieron comenzar a optar no solo por hacerse un tratamiento de reproducción asistida con semen de donante, sino que también podían optar por postergar la maternidad llevando adelante un proceso de preservación de la fertilidad (la congelación de óvulos comenzó a ser más accesible y efectiva cuando se aprobó la vitrificación como tratamiento de rutina en 2012). La disponibilidad de estas opciones hizo que muchas mujeres se sintieran más aliviadas. No tenían que apresurarse. No sentían que iban a perder la oportunidad de tener un bebé con sus propios óvulos. Estaban empoderadas para decidir cuál era la mejor opción para cada una de ellas. Ahora, algunas deciden tener un bebé sin pareja: sienten que buscar un embarazo siendo madres solteras es ahora más común y socialmente aceptado, y les da la oportunidad de pensarlo como una posibilidad. Para algunas otras, la opción de congelar óvulos les da la oportunidad de posponer la maternidad hasta que sientan que es el momento adecuado.

Mujer embarazada con semen de donante

Y las parejas de lesbianas tienen mejores alternativas

También en ese momento fue un boom desde el punto de vista de la fertilidad para todas las personas representadas por el colectivo LGTBQ+. A las mujeres lesbianas les resultó más cómodo visitar una clínica de fertilidad, lo que demostró que nuestra sociedad estaba cambiando. Y las clínicas comenzaron a ofrecer un tipo específico de tratamiento llamado ROPA (recepción de ovocitos de la pareja). La posibilidad de hacer ROPA abrió una gran opción para que ambas mujeres participaran en el proceso. Algunas todavía prefieren que solo una de ellas lleva adelante todo el proceso (solo una de ellas proporciona los óvulos y lleva adelante el embarazo). Algunas otras se sienten cómodas participando en sólo una de las etapas: una realiza la estimulación ovárica (para proporcionar los ovocitos) y la otra recibe la transferencia embrionaria (para llevar el embarazo). Más opciones dan más oportunidades. Más opciones es más libertad.

ROPA es una opción para pareja de mujeres

Por fin, los hombres solteros y las parejas gays también tienen una opción

Los hombres solteros y las parejas homosexuales masculinas no eran tan comunes hasta que la gestación subrogada tuvo respaldo legal en nuestro país. Previamente, era poco frecuente. Afortunadamente, eso cambió drásticamente en los últimos años y Buenos Aires se convirtió en un destino muy deseado para la subrogación. Hoy en día, los hombres también tienen esta posibilidad. El uso de óvulos donados y la opción de la gestación subrogada hizo que muchos hombres nos empezaran a consultar y que muchos de ellos concreten su sueño de ser padres.

Subrogación para gays

El movimiento LGTBQ+ marcó una gran diferencia. Se hizo más fuerte y ayudó a la sociedad a cambiar y avanzar. Mi profesión ha cambiado mucho: mientras estaba acostumbrado a trabajar solo con parejas heterosexuales que se enfrentaban a la infertilidad (era médico de infertilidad), ahora contamos con un montón de diferentes opciones de tratamientos de fertilidad que ayudan a que todos puedan tener un bebé (ahora soy especialista en fertilidad).


Contacto

Dr. Demián Glujovsky en CEGYR
Viamonte 1432 - Buenos Aires Argentina
info@fertilityargentina.com

Newsletter

Verified Member

Fertility Argentina

ES | EN