Recientemente se publicó un estudio de Santiago Munné sobre el impacto de la estimulación ovárica en la «normalidad» de los embriones. Si bien son muchos los motivos que explicarían las diferentes tasas de éxito entre los diferentes médicos, aquí voy a referirme a una relacionada con la estimulación ovárica (existen otras como la experiencia en la transferencia embrionaria, etc).
En estudios previos ya se había mostrado cierta evidencia que mostraba una frecuencia mayor de embriones cromosómicamente normales (euploides) en algunos centros que en otros. La explicación que respalda este hallazgo es que los laboratorios de embriología son todos muy diferentes, y que los gases, medios de cultivos y temperaturas a las que se someten los embriones en el laboratorio pueden impactar en el desarrollo de esos embriones. No solamente llegan más al estadio de blastocisto en un laboratorio preparado para ello, sino que también llegan más embriones cromosómicamente normales.
En la actual publicación de Munné, se observó que según el tipo de estimulación, podría haber una mayor proporción de embriones euploides en función del tipo de estimulación. Y, es por ello, que no solo el laboratorio de embriología impacta en estos resultados sino que los médicos también producimos alteraciones según el esquema de estimulación que elegimos.
Si bien el nivel de evidencia es aún bajo y debe confirmarse con estudios de mejor calidad, hay indicios que explican por qué observamos diferentes tasas de éxito entre los diversos centros de fertilidad e, inclusive entre los diferentes médicos que trabajan en cada centro.
Interpretar el tipo de esquema a utilizar y hacer el procedimiento en un laboratorio de calidad nos dejaría más cerca de un tratamiento exitoso.
